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La iluminación natural para calcular la artificial.
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La iluminación natural para calcular la artificial.

“Los occidentales buscan siempre más claridad y se las han arreglado para pasar de la vela a la lámpara de petróleo, del petróleo a la luz de gas, del gas a la luz eléctrica, hasta acabar con el menor resquicio, con el último refugio de la sombra”.

El elogio de la sombra. Tanikazi Junichiro.

Hoy tenemos la necesidad imperiosa de iluminarlo todo, nos llevamos una mala impresión si un espacio carece de altos índices de iluminancia. En oriente pasa la contrario, utilizan la luz como un elemento dentro de un espacio, el claro – oscuro le da volumen a los distintos elementos que lo componen y en ello encuentran la composición de la belleza. hoy esa diferencia nos está pasando la cuenta y nos afecta energéticamente.

Hoy entendemos que la eficiencia energética relacionada a la iluminación pasa por cambiar los equipos por unos mas eficiente, y sí, funciona, se genera un ahorro; pero el punto es otro, este tipo de medidas solucionan problemas, hoy debemos poner los ojos en tratar de evitar el problema.

De acuerdo a la técnica de iluminación eficiente de la dirección general de industria, energía y minas de España, el 50% de la energía eléctrica en oficinas está dedicada a la iluminación, en la industria, colegios y viviendas el 15%, entonces podemos concluir que un potencial ahorro pudiese llegar a cifras enormes solo con mejores decisiones.

Nos preocupamos de la iluminancia, de los índices de deslumbramiento, de las propiedades y temperaturas del color, pero el punto más eficiente es la utilización de la iluminación natural para luego proyectar la artificial, tan medible como los lux necesarios para una determinada tarea. La autonomía lumínica y el factor lumínico, son algunos de los valores medibles que se pueden obtener por medio de la simulación dinámica como base para tomar decisiones.  Por ejemplo, si en una oficina la jornada de trabajo es de 8:30 a 19:00 horas, y por norma chilena necesitamos 400 lux y la autonomía lumínica es de un 80% en la oficina, esto quiere decir, que entre las horas que fijamos, el 80% del tiempo cumple con la iluminancia necesaria, por ende, la necesidad de iluminación artificial es mínima en comparación a otras áreas en donde este índice es menor.

Concluir que reemplazar ampolletas normales por unas eficientes, separar las áreas según su finalidad, es decir, desplazamiento, reuniones, etc. pueden ser grandes medidas, pero no olvidemos que la clave de la eficiencia, es el control y la gestión de esta, administrar la iluminación a través de la calidad y no la cantidad. Esto se logra en la etapa de diseño, en donde lidera la iluminación natural con el cuidado correspondiente.

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